Julio quería recuperar la esencia de una vivienda del tradicional barrio de La Olivereta en Valencia, oculta tras varias intervenciones que habían desfigurado su configuración original.

Viajando atrás en el tiempo, el proyecto retira las capas añadidas recuperando la terraza trasera así como el forjado de viguetas de madera y revoltón cerámico. Utilizando un suelo contínuo y cerámica esmaltada, los límites se difuminan creando un espacio único que introduce la luz en toda la vivienda.

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La terraza reaparece como una prolongación del salón, expandiendo su superficie en los días soleados. Pese a su dimensión contenida, ubicando el núcleo húmedo en una posición central, la vivienda dispone además de dos dormitorios y dos baños.

Acompañando al forjado original, los nuevos materiales buscan la abstracción desde su esencia. Se utiliza la madera de roble, la cerámica esmaltada tradicional en azul índigo, un suelo contínuo de microcemento, sanitarios y encimeras blancos y detalles en latón.