Alonso quería un espacio flexible y abierto relacionado con el exterior sin perder la esencia de esta modesta vivienda unifamiliar de los años 50 situada en un conjunto urbano protegido de Zaragoza.

Para ello, la reforma establece un plano a 2,30 m de altura por debajo del cual los muros de fábrica originales son sustituidos por un nuevo muro metálico permeable que mantiene la espacialidad original permitiendo que el espacio y la luz fluyan; mientras que por encima de esta cota los materiales originales quedan al desnudo.

En este proyecto, en el que nada puede ocultarse, se resuelve el proceso desde la idea hasta el final de la obra pensando simultáneamente a todas las escalas, solucionando la interacción entre las instalaciones, la estructura y los sistemas constructivos desde el control del detalle en colaboración con los industriales.