Julio quería convertir un pequeño y degradado bajo comercial del primer ensanche de Valencia en una vivienda en la que recibir a sus huéspedes rodeados de tradición mediterránea.

Así, el proyecto se sirve de la gran altura del local para desarrollar en 4 niveles el acceso, el salón, la cocina y la zona de noche. El forjado y los muros originales se dejan a la vista, mientras que para las nuevas soluciones se buscan materiales elementales que pongan en valor las técnicas constructivas tradicionales.

Para ordenar el reducido espacio, el proyecto baja a la pequeña escala integrando en cada decisión requerimientos técnicos, funcionales y espaciales. Así, los cambios de nivel crean bancos de obra, la disposición de las instalaciones resuelve los ajustes con los muros existentes, y la cocina se ejecuta de obra adaptándose a la geometría de los cerramientos.

Se recuperan técnicas constructivas y acabados tradicionales como el baldosín catalán, las fibras naturales, la madera, o la cerámica, buscando poner en valor materiales sencillos desde una lectura contemporánea de geometrías elementales. Es el caso del nuevo forjado, que se ejecuta desde la reinterpretación del existente, o del despiece del pavimento, que enfatiza el valor de cada pieza en el conjunto.