Julio quería convertir un degradado taller del ensanche de Valencia en una vivienda en la que aislarse del bullicio del entorno disfrutando de la luz del mediterráneo

Para ello, el proyecto articula la nueva vivienda en torno a tres patios: El principal crea un oasis dividiendo las zonas de noche y de día, un segundo actua como filtro con la calle resolviendo simultáneamente el acceso y la alineación de la fachada, y un tercero aparece como un secreto oculto de la habitación más apartada en el que refugiarse a leer un libro.

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Tratándose de una planta baja, la presencia de humedades por capilaridad fue resuelta mediante trasdosados ventilados que sirvieron a la vez de soporte de iluminación, instalaciones, repisas, cabeceros, mobiliario y revestimientos de las 3 habitaciones y 2 baños en los que se distribuyó la vivienda

Buscando mantener la continuidad espacial del taller original, el suelo se ejecuta continuo mientras que los revestimientos y carpinterías van acompañando al habitante introduciendo una línea imaginaria a 2,40 m de altura que ajusta la escala de los espacios con alturas libres de hasta 4 metros